jueves, 20 de junio de 2013

El día que Busti perdió de vista sus límites y llegó a la derecha macrista.


“Es la expresión de la derecha argentina; su gobierno en Buenos Aires es malo, de mala gestión. Creo que es un gobierno de marketing”. Así definía Jorge Busti a Mauricio Macri el 10 de enero de 2010. Unos meses antes, el 24 de octubre de 2009, el entonces presidente de la Cámara de Diputados sostenía en un acto en Concordia: “Debemos trabajar para el proyecto nacional, porque no quiero ser el gobernador de (Julio) Cobos o de Macri, sino que quiero un presidente bien peronista”. 

Las citas son ejemplos de una posición que podría considerarse histórica en Busti. El ex gobernador pudo haber tenido varios giros pronunciados dentro de la interna peronista, pero siempre mantuvo distancia de lo que representaba políticamente el jefe del gobierno porteño y principal referente de PRO. 

Incluso dentro de la corta vida de lo que se llamó Peronismo Federal, Busti nunca tuvo buena relación con el ala más conservadora del antikirchnerismo, que expresaron dirigentes como Ramón Puerta o Juan Carlos Romero. Prefirió siempre la moderación y el pragmatismo de Carlos Reutemann. Pero tras su salida de carrera, se quedó junto a Eduardo Duhalde, a quien ya había acompañado en 1999. 

En el proceso abierto inmediatamente después del traspié electoral de 2009 -cuando Busti y el gobernador Sergio Urribarri abrieron una tregua bajo el paraguas de la “unidad en la diversidad”- al ex gobernador se lo vio más a gusto junto al ex mandatario bonaerense Felipe Solá, a pesar de que unos meses antes lo había condenado con dureza por haberse aliado en esos comicios a Francisco de Narváez y Macri, esto es, dos expresiones de “la derecha”. 

Es que Macri siempre representó para Busti una frontera, un límite para su marco de alianzas. Por más vaivenes que haya tenido en la interna peronista, siempre se sintió incómodo cada vez que se le adjudicaba haberse corrido a la derecha por sus diferencias con el kirchnerismo. Llegó incluso a mantener en 2010 algún diálogo con el líder de Proyecto Sur, Fernando Pino Solanas, que fue resistido por los referentes locales del cineasta. 

El único cierre de alianzas en Entre Ríos que la semana pasada generó una noticia fue el que parió Unión por Entre Ríos. Pero el foco informativo estuvo centrado en Alfredo de Angeli, en el definitivo fracaso del tan buscado frente con la UCR y su decisión de acordar con Busti. 

Por su reciente incursión en la política, De Angeli es el rostro “nuevo” de esta elección en Entre Ríos. Es popular y mide bien, luego: es noticia. Pero Busti, que gobernó la provincia tres veces, que fue intendente, senador, diputado y presidió la única reforma constitucional contemporánea, es sin dudas el dirigente de mayor peso histórico de ese armado, por más políticamente mal herido que lo haya dejado su larga pelea con Urribarri. 

Si De Angeli no acordó con los radicales fue porque el macrismo quiere un senador por Entre Ríos y los radicales no quieren perder esa representación. En concreto, cada voto que junte Busti en este proceso electoral abonará, quiera o no, el proyecto presidencial de Macri. 

Es curioso que durante el cierre del frente con la figura que se disputaba buena parte de la oposición, Busti haya guardado tan bajo perfil. Ahora se vendrá la campaña y la oportunidad para quien fuera el ¿líder indiscutido del peronismo entrerriano? de sumar al frondoso álbum fotográfico de su trayectoria política la imagen que lo retrate junto al mismísimo Macri.

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