jueves, 16 de diciembre de 2010

Garré asumió para impulsar una política de seguridad democrática



El abrazo se prolongó más de lo que indica el protocolo. Era la presidenta que saludaba a su flamante ministra de Seguridad, Nilda Garré, quien acababa de jurar y estampar su firma ante la mirada eterna del escribano de la Presidencia. El tiempo que duró ese abrazo reflejó el grado de dificultad que implicaba la tarea. Cristina estaba sonriente: tras los aplausos, que sonaron especialmente fuertes, acaso una reivindicación, se acercó a saludar a los familiares de la primera ministra de Seguridad del kirchnerismo. Entre ellos estaba Raúl Garré, hermano de Nilda y mano derecha en las cruzadas sensibles. No cabe duda que esta tarea es una de ellas: uno de los objetivos declarados de la ministra será promover una transformación de la Policía Federal para subordinarla al poder político. La complejidad del desafío tuvo su primera demostración en la broma que le dedicó a Garré el movilero de CQC. Le regaló un guante de cocina “para agarrar ese fierro caliente”.
Garré asumió en el Salón Blanco acompañada por toda su familia y una nutrida delegación de abogados y profesores de Derecho Procesal. En el acto asumió también el nuevo ministro de Defensa, el ex gobernador santacruceño Arturo Puricelli. De buena relación con el ministro de Planificación, Julio De Vido, hasta ahora Puricelli se desempeñaba al frente de Fabricaciones Militares. La jura de la ministra de Seguridad reunió al resto del Gabinete; también a unos cuantos diputados del bloque oficialista, como Agustín Rossi, Carlos Kunkel, José María Díaz Bancalari, Juliana Di Tulio, Dante Gullo. En el Salón había presencia de organismos de Derechos Humanos, representados en las figuras de Hebe de Bonafini y Estela Carlotto; miembros de la Corte Suprema, como Elena Highton de Nolasco, y caras conocidas de la familia judicial, como el procurador general de la Nación, Esteban Righi, y el procurador general del Tesoro, Joaquín Da Rocha.
Uno de los comentarios generalizados fue la llamativa ausencia de intendentes –no había ningún jefe comunal del Conurbano–y el bajo número de gobernadores: a la derecha de la presidenta se ubicaron Daniel Scioli (Buenos Aires), Oscar Jorge (La Pampa) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero). “No se invitó a mucha gente, las invitaciones fueron bastante restringidas”, fue la explicación que dio a Tiempo Argentino un funcionario del Ministerio de Justicia que conoce mucho a los nuevos ministros. La designación de Garré y Puricelli se formalizó a través de los decretos 1996/2010 y 1995/2010, publicados en el Boletín Oficial el 14 de diciembre.
Quizás el elemento distintivo del acto haya sido el acompañamiento de la comunidad universitaria. Entre los asientos se veían profesionales en ciencias sociales, integrantes de centros de estudios de política criminal, la mayoría especializados en la llamada “seguridad democrática”. De hecho, el amplio arco de ONG que impulsa el Acuerdo para una Seguridad Democrática dio el presente: el CELS, además, hizo circular un comunicado en el que festejaba la “oportunidad” para garantizar la conducción política de las fuerzas policiales. “El autogobierno de la fuerzas de seguridad, en particular de la Policía Federal, representa una amenaza permanente para el sistema democrático”, decía el comunicado. Entre los presentes estaban los diputados Martín Sabbatella y Ariel Basteiro, impulsores de esa iniciativa. También los miembros de Carta Abierta. 
  Poco después de jurar “por la patria”, Garré se encargó de despejar las dudas sobre el organigrama que piensa darle al Ministerio de Seguridad. Como viceministra, confirmó que será designada la fiscal Cristina Caamaño, quien cobró notoriedad con su actuación en la investigación por el crimen de Mariano Ferreyra. Caamaño conoce mucho a las fuerzas de seguridad, sobre todo a la Policía Federal. Aparte de ella, en una Secretaría de Planeamiento Estratégico asumirá Gustavo Sibilla, hasta ayer secretario de Estrategias y Asuntos Militares. Garré tiene pensado conformar una tercer secretaría, en la que podría ser designado su hermano. Con esos funcionarios, y una estructura por crearse, Garré tendrá a su cargo a la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria. De su cartera también dependerá la Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía Federal Argentina y el Consejo de Seguridad Interior.



Fuente: Tiempo Argentino

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